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El esfuerzo de la comunidad para restaurar el bosque Atlántico brasileño

El esfuerzo de la comunidad para restaurar el bosque Atlántico brasileño

15/09/2023

HP y WWF unen sus fuerzas con las comunidades locales para recuperar la biodiversidad en un ecosistema de importancia crucial para la selva tropical.
 
Hace quinientos años, el gran Bosque Atlántico se extendía a lo largo de miles de kilómetros, desde el sur de Argentina hasta el extremo noreste de Brasil. Era uno de los lugares con mayor biodiversidad del planeta, sólo superado por el Amazonas en cuanto a la diversidad biológica y especies endémicas. A finales de la década de 1990, siglos de actividad humana habían dejado la selva desnuda y diezmada por la deforestación y la agricultura, reducida a sólo el 12% de su tamaño anterior de 133 millones de hectáreas. 
Hoy está muy fragmentado, lo que pone en grave peligro a la flora y la fauna. 
 
En la zona rural de Cachoeiras de Macacu, al noreste de Río de Janeiro, no sólo la vida vegetal y arbórea se vio afectada por la reducción de los bosques. El trabajo de los habitantes de la región era precario y mal pagado, y la tala y la caza ilegales hicieron que los árboles de madera de Brasil, antaño abundantes, así como las poblaciones de armadillos, tapires y ciervos, disminuyeran hasta casi desaparecer.
 
Esta historia de declive puede resultar tristemente familiar. Lo que es menos común es el optimismo que se ha apoderado de este bosque, que contiene el 7% de las especies vegetales del mundo y el 5% de las especies animales vertebradas, a medida que empresas como HP, ONG mundiales y organizaciones locales sin ánimo de lucro trabajan para recomponerlo, hectárea por hectqrea. 
 
En zonas de pastos que estaban desoladas, las nuevas plántulas se abren paso a través de la rica maleza, encontrándose con el espeso follaje y las raíces de las higueras y las frondosas zonas con árboles que ya estaban establecidos. En los corredores forestales resultantes, las ramas y la vida vegetal susurran con las llamadas de elegantes aves plañideras, mientras que el escurridizo puma, que estuvo a punto de extinguirse, ha regresado.
 
"Ver cómo se recuperan las plantas y árboles degradados demuestra lo resistente que puede ser el Bosque Atlántico y la urgencia de restaurarlo", afirma Daniel Venturi, especialista en restauración de WWF-Brasil.
 
El conocimiento y la experiencia locales
 
Gracias a los esfuerzos locales de conservación, esta región vuelve a albergar una biodiversidad similar a la del Amazonas, incluyendo, 443 especies de árboles identificadas en una sola hectárea. Y a medida que las plantas regresan, también lo hacen los animales. "¿Quién iba a pensar que el puma vendría aquí?", se pregunta Mauricio Nogueira, de 45 años, coordinador de viveros y recolector de plantas que lleva más de 20 trabajando para REGUA, una organización local sin ánimo de lucro que ayuda a proteger y restaurar el Bosque Atlántico. "¿O que un día veríamos un caimán paseando por aquí?".
 
En los últimos años, World Wildlife Fund (WWF) se ha asociado con REGUA para contribuir a los objetivos de conservación forestal de HP. 
HP ha trabajado con WWF durante más de una década para mejorar el abastecimiento sostenible de papel y envases a base de papel en la cadena de suministro de la empresa. 
En 2019, WWF y HP iniciaron una colaboración para ayudar a restaurar 550 hectáreas de bosques amenazados en Brasil y mejorar la gestión de 89.000 hectáreas de bosques en China. 
Dos años más tarde, HP y WWF anunciaron la expansión de los esfuerzos de conservación en el Bosque Atlántico de Brasil para abordar los impactos en los bosques de la impresión con impresoras HP. También identificaron dos nuevos paisajes cruciales: Madre de Dios en Perú, una de las regiones con mayor biodiversidad del Amazonas, y los bosques del este de Australia, hogar de koalas y otras especies que se vieron gravemente afectados por los recientes incendios forestales. 
El trabajo en estos tres paisajes cruciales suma casi 333.000 acres, o 134.771 hectáreas. Además, en 2022 HP donó 10 millones de dólares a Conservation International para trabajos de reforestación en la selva amazónica que ayudarán a HP a alcanzar sus objetivos de conservación forestal.
 
A medida que la zona protegida privada mantenida por REGUA se ha ido ampliando hasta alcanzar casi 11.000 hectáreas, incluidas más de 400 hectáreas de bosque en restauración, Nogueira se ha convertido en uno de los héroes de esta historia. "Conozco este lugar como la palma de mi mano. La primera vez que vine era un niño. Hace muchos años esto era un pasto para el ganado", dice Nogueira. Muchos de los 650.000 árboles que se han replantado en la región han pasado por las manos de su pequeño equipo.
 
Es un trabajo práctico y, para este veterano lugareño, también es una pasión. Nogueira es conocido por los lugareños como el padre del bosque y está decidido a compartir su visión holística de lo que podría conseguirse aquí. "Tengo que transmitir este conocimiento, esta enseñanza", afirma. "Cuando ya no esté en la tierra, estoy seguro de que mi hijo dirá: 'Esto lo hizo mi padre', y la gente dirá: 'Ah, el difunto Mauricio, él reforestó todo esto, él lo transmitió todo'". Ahí reside la posibilidad de un legado duradero, dice Nogueira. "Para eso estoy aquí: para los niños, para su futuro. Os lo dejo a vosotros".
 
La inversión de HP con WWF permitió a la organización ampliar su plantilla para incluir nuevos puestos. Mariana Oliveira, una de estas nuevas empleadas nos comenta: "Plantar un árbol tiene una importancia mágica, increíble". A veces le dan ganas de llorar cuando ve que las plantas recogidas como plantones crecen más que ella, dice Oliveira.
 
Colaboración con la comunidad
 
Muchas personas que viven cerca del Bosque Atlántico dependen de él para su subsistencia mediante la agricultura básica o la venta de madera, carbón vegetal u otros productos derivados del bosque. Para que tenga éxito, la restauración no sólo tiene que ver con la longevidad de plantas y animales, sino también con la mejora de las comunidades locales mediante puestos de trabajo y prácticas agrícolas sostenibles. 
 
El proyecto también educa a los agricultores sobre la interconexión de la naturaleza y la economía, y lo dependientes que son del ecosistema para tener éxito, especialmente del agua. "Utilizamos el proyecto para concienciar a la población local, intentando siempre que formen parte del proceso", explica Taruhim Quadros, analista de conservación y restauración de WWF-Brasil. "Destacamos que, adoptando prácticas sostenibles, pueden tener zonas más productivas y la misma cantidad de ingresos que obtendrían con la agricultura 'habitual'".
 
El ecoturismo también desempeña aquí un papel importante, ya que los turistas vienen a ver la flora y fauna raras, impulsando así el desarrollo económico. Los lugareños trabajan como guías de senderos o animales y valoran cada vez más los esfuerzos de conservación porque crean más oportunidades de empleo.
 
Con el tiempo, el mensaje de ayuda mutua ha empezado a calar, ya que la gente ha empezado a ver los beneficios más amplios. "La reserva se convirtió en una nueva forma de cuidar el bosque a través del trabajo, ofreciendo opciones para vivir en comunión con la naturaleza", afirma Locke. 
 
Hasta ahora, los socios con los que trabajan WWF y HP, incluida REGUA, han creado más de 160 puestos de trabajo en la región y se han establecido nuevas normas. A través del fortalecimiento de redes multiescala de organizaciones y personas locales, propietarios rurales, gobiernos y el sector privado, WWF-Brasil está catalizando el impacto de estos socios. "Estamos demostrando a la gente que podemos alinear las ambiciones globales con nuestra demanda nacional y local", afirma Venturi. "Estamos creando un círculo virtuoso. Entonces... podemos traer esperanza".