Cómo cambiar la frecuencia de actualización de un monitor

A medida que la tecnología evoluciona, se está volviendo cada vez más importante el ritmo al que las computadoras y monitores procesan las imágenes.

Conocer la frecuencia de actualización de tu monitor no solo puede facilitar tu experiencia sino también mejorarla, sobre todo cuando los medios audiovisuales son prioritarios para ti. Una frecuencia de refresco estable y adecuada para tu monitor es vital para llevar a cabo cualquier tarea intensiva y puede convertirse en un serio problema si no está bien calibrada.

Tal vez no necesites sumergirte en cada una de las tareas que realices en tu computadora, pero sí que puede impactar tu nivel de comodidad y eficiencia durante el trabajo y el ocio.

En este artículo, veremos cómo encontrar la frecuencia de actualización de tu monitor, lo que es y cómo cambiarla si es necesario.

Hay pocas cosas más frustrantes que tratar de realizar tus proyectos con dispositivos mal configurados. Puede empezar como una leve molestia que se convierte en todo un obstáculo cuando estás en medio de un proyecto, sobre todo si no dispones de tiempo suficiente para resolver el problema.

¿Qué es la frecuencia de actualización de un monitor?

La frecuencia de actualización es una característica a considerar si eres sensible al desempeño visual o si planeas utilizar tu computadora para ejecutar programas audiovisuales.

En términos técnicos, la frecuencia de actualización se refiere al número de veces que tu monitor actualiza la imagen, pero puede significar diferentes cosas dependiendo del contexto.

Por lo general, representa la frecuencia con la que el monitor recibe la información. La frecuencia de actualización se mide en hercios (Hz) y está estrechamente conectada con tu experiencia visual. 

Como referencia, la mayoría de los cines se las arreglan con una frecuencia de refresco de solo 24 Hz, por cómo están filmadas casi todas las películas. Pero un monitor de computadora suele ofrecer 60 Hz en adelante. Muchos equipos para gaming están triplicando y cuadruplicando estas cifras para brindar mejores imágenes a los gamers más competitivos, aunque para algunos usuarios, la diferencia puede ser imperceptible.

Monitor HPMonitor HP

La frecuencia de actualización variable, explicada

Los desarrolladores están introduciendo nuevas tecnologías dinámicas que sincronizan la frecuencia de refresco de tu pantalla con la capacidad de salida de tu tarjeta gráfica. En estos casos, escucharás hablar del término “frecuencia de actualización variable”.

Sistemas como el FreeSync de AMD o G-Sync de NVIDIA, fueron diseñados para reducir las trabas y los desfases que pueden ocurrir cuando una pantalla tiene que forzarse para procesar mayores cargas visuales. Estos sistemas también eliminan irregularidades haciendo que la frecuencia de actualización se vuelva más adaptable a cada momento; es por eso que se les llama “variables”.

Aunque G-Sync de NVIDIA es propiedad exclusiva de sus productos, FreeSync y otras variantes son de libre acceso para los desarrolladores. Son dos de los sistemas más conocidos actualmente y ambas opciones están bien presentes en los productos HP, aunque la tecnología se está volviendo más común.

Si quieres jugar o realizar tareas visuales más exigentes, debes recordar la siguiente distinción al momento de elegir tu próxima pantalla.

¿Cuál es la diferencia entre tasa de refresco y tasa de fotogramas?

Hablando de terminología, sería bueno recordar la diferencia entre expresiones como “frecuencia de actualización” y “tasa de fotogramas”. 

La tasa de fotogramas se refiere específicamente al video y a la frecuencia con la que aparecen los fotogramas. Aunque la frecuencia de actualización y la tasa de fotogramas se miden en hercios, la frecuencia de actualización abarca las imágenes estáticas o interfaces programadas que suelen dominar la experiencia de uso de la mayoría de la gente. 

También existe una confusión muy normal en cuanto a la relación que existe entre las dos, sobre todo porque la frecuencia de actualización de tu monitor y la tasa de fotogramas de un videojuego son dos medidas distintas. 

Los sistemas adaptativos como FreeSync y G-Sync arreglan desequilibrios entre los dos, permitiendo así que tu experiencia visual sea impecable, pese a las diferencias.

Ajustar la configuración de la pantalla

Es muy fácil conocer la frecuencia de actualización de tu monitor y cambiarla; solo debes seguir los mismos pasos.

También es muy sencillo ajustar la frecuencia de actualización de tu pantalla por tu cuenta. De todas formas, puede que te enfrentes con algunas limitaciones de hardware dependiendo de tu tipo de monitor.

  • Si usas Windows 10, puedes comenzar el proceso entrando al menú de “Configuración” y haciendo clic en “Sistema”.
  • Después, selecciona “Pantalla” y ve a “Configuración avanzada de pantalla”, donde encontrarás una liga que dice “Propiedades de adaptador de pantalla” para la pantalla 1.
  • Desde ahí, haz clic en la opción de “Monitor”. Aparecerá un menú desplegable con una opción etiquetada como “Configuración de monitor”. Solo selecciona la frecuencia de actualización que desees y haz clic en “Aplicar”.

Otra opción sería hacer clic derecho en tu escritorio y seleccionar “Configuración de pantalla” para acceder al menú de configuración avanzada de pantalla. 

Si bien puede ser relativamente sencillo cambiar la configuración de tu pantalla, estos cambios pueden ser algo difíciles de detectar en algunas ocasiones. Casi todos los usuarios tienen que hacer ajustes al realizar tareas especializadas con señales visuales muy intensas, como en el caso de los videojuegos. 

Claro, esto subraya la importancia de lo que ya hemos explicado: las tasas de refresco y el hardware necesario para admitir esas tasas más altas son un aspecto a considerar para quienes prefieren tener imágenes de alta fidelidad en su monitor.

Problemas que puede ocasionar una baja frecuencia de actualización

Existen varios problemas visuales críticos que pueden surgir cuando la frecuencia de actualización de tu pantalla es demasiado baja o cuando ha variado a causa de un defecto.

Imágenes borrosas y movimientos distorsionados

Las imágenes borrosas y distorsionadas son las consecuencias más fáciles de identificar si tenemos una baja frecuencia de actualización, ya que pueden arruinar todo tipo de experiencia visual. Una frecuencia de refresco muy baja hace que la imagen borrosa que perciben tus ojos al tratar de absorber una imagen compleja, se vuelva un problema todavía más grande.

Tiempo de respuesta inapropiado

En lo que concierne a las pantallas, el tiempo de respuesta suele usarse para describir la cantidad de tiempo que tarda un pixel en cambiar de color. Para tener la mejor experiencia visual posible, necesitas una pantalla que tenga un bajo tiempo de respuesta. 

Aunque tu monitor tenga una alta frecuencia de actualización, si tiene un tiempo de respuesta demasiado alto, podría estropear tu experiencia visual porque los pixeles no serán capaces de seguirle el paso.  

Por otro lado, un monitor con una frecuencia de actualización mediana y un veloz tiempo de respuesta podría funcionar mejor de lo que esperas. Los amantes de los videojuegos y cualquier usuario que utilice medios audiovisuales como parte de su rutina, deben prestar atención al tiempo de respuesta. 

Sea cual sea la situación de tu pantalla, los problemas relacionados con el tiempo de respuesta podrían ser una causa de las distorsiones visuales que ya describimos. 

Conclusión:

Al elegir un nuevo monitor, el usuario promedio solo necesitará una pantalla con unos 6 o 5 milisegundos de tiempo de respuesta, como el de nuestro monitor estelar, el HP 27xq de 27 pulgadas. Para los gamers, sobre todo los que practican eSports, son más convenientes los monitores con 1 milisegundo de tiempo de respuesta, como el que tiene el monitor curvo para gaming HP OMEN X de 35 pulgadas, que además tiene una delgada y elegante pantalla curva.

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