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Cuando estás buscando un computador para que pueda ejecutar software intensivo o para jugar videojuegos es importante que prestes especial atención a un componente del sistema: la tarjeta de video.
Las tarjetas de video, tarjetas gráficas o GPU son un componente que se encarga de ejecutar las tareas visuales del computador, en el caso de algunas tareas muy demandantes, necesitan de una memoria RAM propia llamada VRAM.
Cuando las GPU tienen su memoria individual se les llama tarjetas gráficas dedicadas o dGPU, son más potentes y eficientes que aquellas que comparten la memoria con el CPU.
Si últimamente has buscado un computador que tenga una dGPU te habrás dado cuenta de la diferencia de precio entre este y un PC sin tarjeta de video dedicada. Muchas veces el mismo modelo puede doblar su precio solo por esta pieza de hardware.
Esto se debe a diversos factores que van desde la inflación hasta interrupciones en el suministro de tierras raras y, principalmente, a que en los últimos años las dGPU son usadas para minar criptomonedas.
A partir de los noventa, gracias al boom de los computadores y el internet, comenzaron a desarrollarse distintos tipos de monedas digitales que se diferenciaban de sus contrapartes tradicionales por estar descentralizadas y no requerir de intermediarios en las transacciones.
La definición de criptomoneda es que se trata de un activo cuya forma de garantizar su autenticidad no es a partir de una institución que la avale, sino a través de un cifrado criptográfico [1].
Si bien las primeras criptomonedas fueron desarrolladas en los noventa, el incremento en la popularidad de estas sucedería hasta la década que comprende del 2010 en adelante, en donde la criptomoneda más popular sigue siendo el Bitcoin®.
Este fue desarrollado de manera anónima en 2009; sin embargo, no es la única divisa que ronda en el mercado. Algunas otras criptomonedas son Ethereum® (actualmente es la moneda más minada), Litecoin®, Terra®, entre otras.
Gran parte de estas divisas electrónicas usan una tecnología llamada “Blockchain” (cadena de bloques) para controlar las transacciones. No obstante, dicha tecnología requiere de un constante seguimiento a través de cálculos complejos que requieren muchos recursos de sistemas computacionales.
Para el procesamiento de toda esa información se usan tarjetas de video dedicadas, ya que son las piezas de hardware que están mejor adaptadas y diseñadas para correr simulaciones matemáticas.
Debido a esto, la demanda por tarjetas gráficas aumentó exponencialmente y con ello sus precios. Ahora, aquellos que quieren una tarjeta dedicada para los fines tradicionales para los que estos procesadores fueron creados tendrán que pensar si se deciden a pagar una cantidad exorbitante y sobrevalorada o buscar alguna otra opción.
Existen diversas alternativas al momento de comprar un equipo para aminorar la carga a tu bolsillo. Entre ellas está armar tu propio computador y buscar cada componente por separado o comprar una notebook que no tenga una dGPU, pero cuente con un puerto Thunderbolt™ para en el futuro poder adaptar una.
Ya sea que armes tu propia desktop o compres una notebook pensando en su futura adaptación, el precio de una tarjeta gráfica seguirá siendo alto. Por ello, es posible que te decantes por comprar una tarjeta de video de segunda mano.
Aquí es donde tienes que ser precavido. No solo te tienes que fijar en el año y en su modelo, sino también en el uso que se le dio anteriormente. Es importante que si tienes la posibilidad de verla antes de comprarla lo hagas y, en un caso ideal, que la ejecutes en tu sistema.
Sin embargo, actualmente este escenario no es muy común, ya que la compra y venta de componentes electrónicos se hacen mayormente en línea.
Pero te preguntarás ¿qué tiene que ver el uso que se le dio a la tarjeta gráfica anteriormente? Bueno, aquí está el truco. Como se mencionó en líneas pasadas, la criptomoneda más minada es el Ethereum y la más popular es el Bitcoin.
Ambas divisas se han vuelto poco a poco menos rentables para los mineros. Se podría decir que la diferencia entre los recursos que se invierten por obtenerlas (electricidad y hardware) y el valor de la propia moneda cada vez es menor. Por otra parte, no hay otras divisas que sean tan rentables y que hayan demostrado un aumento de valor escalable como estas.
Esto, junto con las críticas sobre el gasto de energía eléctrica que conlleva minar cripto, más aparte el encarecimiento de microcomponentes, ha llevado a que estas divisas adopten un modelo distinto que elimine esos dos factores: el gasto de electricidad y el uso de tarjetas de video.
Este nuevo modelo, llamado prueba de participación, se acerca al modelo tradicional de divisa en donde se requiere de un intermediario que valide la moneda en lugar de un entramado criptográfico. Esto trae como ventaja que no se gasten tantos recursos; sin embargo, da entrada a la corrupción en el sistema «unas por otras».
Una ventaja de este modelo es que el precio de las tarjetas de video disminuirá paulatinamente debido a la disminución de la demanda, pero como no todo en la vida es color de rosa, esto también conlleva una desventaja. El mercado de las tarjetas de video de segunda mano se ha estado llenando de tarjetas que fueron usadas para minar criptomonedas.
Esto, en primera instancia podría sonar como una buena noticia, ya que los precios bajarían muchísimo, pero hay un problema. Las tarjetas que fueron usadas para minar tienen un tiempo de vida mucho más corto y no proveen la potencia que su modelo promete.
Una NVIDIA® de la serie 3000 y una AMD® de la serie 6000 (ambas de gama alta) que provengan de una granja de minería, no van a correr los mismos fps que una nueva. De hecho, puede que te sea contraproducente y el costo sea mayor, ya que su tiempo de vida será mucho más corto.
Esto se debe a que en la minería de criptomonedas se usan las tarjetas de video las 24 horas del día, los 365 días del año haciendo cálculos complejos que requieren de su máxima potencia y que hace que se sobrecalienten a temperaturas más altas que las recomendadas por el fabricante. Esto da como resultado una GPU que ha sido exprimida al máximo.
Lo peor es que al consumidor se le vende pensando que es una ganga cuando realmente es casi un fraude.
Un consejo para no caer en este tipo de “ofertas” no deseadas es comprar modelos más viejos de tarjetas gráficas (aunque mucho menos potentes), dudar cuando te encuentres con un precio demasiado bajo en un modelo de gama media o alta, y evitar comprar tarjetas de empresas que indican que han sido usadas para minar (cada vez son más comunes).
La poca rentabilidad en el proceso de minar criptomonedas ha hecho que de ahora en adelante la disponibilidad de tarjetas de video dedicadas sea mayor y, por lo tanto, su precio vaya a la baja. Esto es una excelente noticia para aquellos profesionales creativos, ingenieros y gamers que tanto aprecian estas piezas de hardware.
No obstante, también ha hecho que el mercado de las GPU de segunda mano se llene de modelos con un tiempo de vida muy corto. Ahora, queda a tu propio criterio si esto te conviene o no, sobre todo en un momento en que el precio de las nuevas tarjetas gráficas también se reducirá.
Referencias:
[1]: Santander; ¿Qué son las criptomonedas y cómo funcionan?